Marte es un punto intermedio entre Gravity e Interstellar, aunque más cercana a esta última en cuanto a calidad. A pesar de no ser una película de alardes, puesto que ninguna interpretación sobresale del resto, aunque son buenas, y el guión es un poco plano, Ridley Scott consigue mantenerte atento y entretenido durante más de 2 horas al espectador. Tras dos fiascos seguidos como fueron Exodus y El Consejero, ha vuelto a un ambiente en en el que parece sentirse cómodo como demostró en Prometheus.
Sin la intención de desvelar nada a aquellas personas que no hayan podido disfrutarla, he decir que me gusta mucho que haya dado una visión positiva al personaje de Mark Watney. En tiempos tan difíciles como los actuales creo que es necesario una visión así y más cuando vienen tan mal dadas. Es inspirador ver como alguien que está jodido sale adelante por cojones, por no rendirse, y además pone su mejor cara. Cuando está todo tan jodido, cuando estás en la mierda, puedes revolcarte en ella y autocompadecerte o arrastrarte por ella hasta salir, cambiando una tendencia. Porque las cosas que realmente valen la pena cuestan trabajo y vienen tras un cambio importante y significativo. Para mí esta es la enseñanza que me deja esta historia.
Valoración: 7/10
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