En estas fechas prenavideñas podemos ver a las afueras de bares y restaurantes corros de gente trajeada fumando en corro o empinando el codo. Las cenas o comidas de empresa por motivo de la navidad están a la orden del día y los especímenes que la integran son dignos de estudio y de un post en este blog.
El Desfasado: Es el típico ser que va a cebarse a comer y a beber y cuanto más borracho salga mejor para él. Le da igual el dinero que tenga que invertir en su melopea, tiene que dejar claro al resto que nadie se la va a agarrar tan grande como él. Es probable que no fume nada de nada, pero un día es un día y la fecha de la cena de navidad está señalada en rojo en su calendario para, si hace falta, fumarse cartón y medio de tabaco. Al finalizar intentará seguir con la juerga; más que nada porque ha invertido fuerte en su borrachera y quiere que la noche quede para el recuerdo siendo él el protagonista indiscutible de la noche. Es un afán de ser el centro de atención sin tener que salir en la televisión ni disponer de un despacho con sillón acolchado ni secretaria en la empresa.
El Motivado: Es el que hace valer a su favor el pedo que se ha agarrado El Desfasado. Sabe que puede manejarle como a un títere. Si quiere salir sabe que tiene a un compañero de parrandas inseparable. A esta especie la podemos reconocer porque intenta proponer cosas con mayor o menor éxito. ¿Qué alguien por lo que sea se pone a cantar? Fijo que ha sido él. Le gusta alentar a la masa como si de Guardiola se tratase y dirigirla a nuevos horizontes sólo imaginables en su mente. Es un visionario o él así se ve. Si la noche acaba en un puticlub lo más seguro es que él te haya hecho la rosca para tomaros la última en un sitio al que habrá definido cómo sofisticado. Para el motivado esa noche no existen ni su mujer/pareja ni sus hijos, en caso de tenerla. Este día vendería a su madre para conseguir lo que desea.
El Fotógrafo: Le gusta inmortalizar cada momento. Pero tiene la extraña habilidad de hacer que cada foto sea un drama para aquellos que salen en ella. Lo más probable es que te saque comiendo, con la cara desfigurada o de la forma más ridícula posible. Si existiese una posibilidad de salir bien, la tecnología haría el resto: saldría borroso a la fuerza. Este personaje hay veces que se integra dentro del Motivado. El lunes, al volver al trabajo, todo el personal al encender el ordenador y mirar el correo verá uno suyo con todas esas instantáneas que te darán ganas de cavar una fosa y tirarte dentro. Eso si no es un cabronazo; si lo es, al día siguiente estarán subidas a varias redes sociales con títulos milimétricamente estudiados para captar la atención.
La Revelación: Es esa persona que te das cuenta de que trabaja contigo ese mismo día. Eso o es la primera vez que escuchas su voz porque los días laborables no habla más que lo estrictamente necesario. Es una persona por lo general tímida que se salta su norma estúpida de no relacionarse con nadie del trabajo. Su lema para esa noche es: "No hay timidez de más, sino cubatas de menos". Como no se espera nada de él siempre deja buen sabor de boca.
El Trabajador: Ese especimen que no sabe desconectar del trabajo y que como te toque en su zona te amarga la cena. No deja de hablar de cosas del curro, de anécdotas relacionadas con el curro, del lugar de trabajo, de la limpieza de los aseos del edificio, de lo mucho que tiene pendiente por hacer el lunes. Resumiendo, es el aguafiestas.
El Excusas: Es aquel que se puede inventar historias inverosímiles para irse desde que sirven los canapés. Lo mejor de este ser es que termina de cenar. Sus excusas no valen para nada; todo es una gena, todo es mentira, todo es postureo. Pero a alguien le tenía que tocar asumir este papel y lo intenta representar con la mayor dignidad posible.
