Estás susodichas son muy graciosas. El nombre ya de por sí lo dice todo. Para empezar, quien dijo que todos somos iguales fue el primer gran gilipollas e impulsor de este movimiento. Nadie es igual. Lo bonito es la diversidad. De todas formas, queda de puta madre pensar que la igualdad es real o posible. Una mujer y un hombre son la noche y el día. Y a la vez son tan necesarios unos como otros. Un hombre requiere de una mujer y una mujer requiere de un hombre. Eso de ir por libre es una utopía.
Por todos es sabido que las mujeres lo han tenido y lo tienen más difícil que los hombres a la hora de encontrar trabajo y que las comparaciones salariales son irrisorias. Soy consciente. Pero eso se está corrigiendo poco a poco. Ya no existe una brecha tan grande. Hay muchas mujeres que triunfan en sus campos y no es gracias a estas radicales. Es más, no representáis una mierda a una mujer normal. Sois unas esquizofrénicas dominadas por vuestros ciclos hormonales, con un pésimo autocontrol. En caso de ser mujer os mostraría de igual manera este rechazo que como hombre os profeso. No ganáis una guerra, ni siquiera ganáis batallas. Hacéis el ridículo tanto o más que la Ministra que se le ocurrió decir "Miembros y miembras".
Una reunión vuestra puede ser el comienzo de la III Guerra Mundial, basta con que una o varias (por eso de la sincronía) os pille en un mal día del periodo. Tened cuidado con lo que inculcáis, ya que todo radicalismo es malo para la sociedad. Eso no quiere decir que tengáis que abandonar la lucha por mejorar vuestras condiciones. No confundáis la velocidad con el tocino. Pero relajad la raja y tomaos la vida de una forma un poco más sosegada. Si no lo conseguís visitad un sex shop y compraos un dildo o un tanga-rabo.