domingo, 9 de marzo de 2014

Feminazis

Con motivo del Día Internacional de la Mujer, que fue ayer, veo muy conveniente hablar de un tipo de mujeres feministas radicales que viven obsesionadas con el sexismo, el machismo y la tolerancia de género. Esas mismas que reclaman derechos para las féminas se olvidan de los derechos más básicos del resto de la humanidad. Todo esto se debe a que la tolerancia es muy bonita cuando se pronuncia, pero en la práctica muy pocos la ejercen. De hecho, quienes más tolerantes se consideran (siempre de boquilla está claro; sino no vas alardeando de tu tolerancia), luego son las personas más intransigentes y retrógradas que existen. Lo tengo comprobadísimo. Solo existe su verdad y se quieres hacerles ver que no todo es blanco o negro va a ser como darte contra un muro.

Estás susodichas son muy graciosas. El nombre ya de por sí lo dice todo. Para empezar, quien dijo que todos somos iguales fue el primer gran gilipollas e impulsor de este movimiento. Nadie es igual. Lo bonito es la diversidad. De todas formas, queda de puta madre pensar que la igualdad es real o posible. Una mujer y un hombre son la noche y el día. Y a la vez son tan necesarios unos como otros. Un hombre requiere de una mujer y una mujer requiere de un hombre. Eso de ir por libre es una utopía.

Por todos es sabido que las mujeres lo han tenido y lo tienen más difícil que los hombres a la hora de encontrar trabajo y que las comparaciones salariales son irrisorias. Soy consciente. Pero eso se está corrigiendo poco a poco. Ya no existe una brecha tan grande. Hay muchas mujeres que triunfan en sus campos y no es gracias a estas radicales. Es más, no representáis una mierda a una mujer normal. Sois unas esquizofrénicas dominadas por vuestros ciclos hormonales, con un pésimo autocontrol. En caso de ser mujer os mostraría de igual manera este rechazo que como hombre os profeso. No ganáis una guerra, ni siquiera ganáis batallas. Hacéis el ridículo tanto o más que la Ministra que se le ocurrió decir "Miembros y miembras".

Una reunión vuestra puede ser el comienzo de la III Guerra Mundial, basta con que una o varias (por eso de la sincronía) os pille en un mal día del periodo. Tened cuidado con lo que inculcáis, ya que todo radicalismo es malo para la sociedad. Eso no quiere decir que tengáis que abandonar la lucha por mejorar vuestras condiciones. No confundáis la velocidad con el tocino. Pero relajad la raja y tomaos la vida de una forma un poco más sosegada. Si no lo conseguís visitad un sex shop y compraos un dildo o un tanga-rabo.


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